En esta progresión siempre está primero la madre como punto de partida inexorable, aquella que lo ha tenido en su vientre transmitiéndole afecto, calor, alimento y también tensiones y distensiones durtante el periodo del embarazo.
Luego se suma el padre o el tercero, sea quién sea el partenaire de la madre, y más luego se va abriendo el entorno familiar próximo (hermanos, abuelos, tíos...), otros bebés, la guardería, el jardín, el preescolar, la primaria...
Cuando llega a haber problemas serios que parecen irresolubles en apariencia, es que se han pasado alto por ciertas situaciones que no se han elaborado productivamente, habiendo como efecto final conflictos emergentes.
En ese sentido, los niños juegan, dibujan, sueñan, fantasean, hablan, preguntan, curiosean, piden atención... necesitan ser creídos, aliviados y protegidos. Y cuando algo de esto falta, es porque hay imposibilidad de tramitar algún conflicto, algún tema que molesta o perturba al niño.
A veces hay berrinches, “accidentes” reiterados, caprichos, problemas para dormir, temores nocturnos, pesadillas, enfermedades, agresividades directas o encubiertas, negación a respetar la puesta de límites de figuras de autoridad. Puede haber ciertas dificultades en el plano del aprendizaje institucionalizado.
Las "causas" pueden ser muchas, pero no cabe una determinada especificación. La aparición de nuevos integrantes en la familia (un bebé, por ejemplo), la separación de los padres, conflictos vinculares, el ingreso a nuevos ámbitos (escuelas, jardines...), traumas por hechos no deseados, promueven a veces situaciones que los padres no pueden llegar a manejar.
En esta progresión siempre está primero la madre como punto de partida inexorable, aquella que lo ha tenido en su vientre transmitiéndole afecto, calor, alimento y también tensiones y distensiones durtante el periodo del embarazo.
Luego se suma el padre o el tercero, sea quién sea el partenaire de la madre, y más luego se va abriendo el entorno familiar próximo (hermanos, abuelos, tíos...), otros bebés, la guardería, el jardín, el preescolar, la primaria...
Cuando llega a haber problemas serios que parecen irresolubles en apariencia, es que se han pasado alto por ciertas situaciones que no se han elaborado productivamente, habiendo como efecto final conflictos emergentes.
En ese sentido, los niños juegan, dibujan, sueñan, fantasean, hablan, preguntan, curiosean, piden atención... necesitan ser creídos, aliviados y protegidos. Y cuando algo de esto falta, es porque hay imposibilidad de tramitar algún conflicto, algún tema que molesta o perturba al niño.
A veces hay berrinches, “accidentes” reiterados, caprichos, problemas para dormir, temores nocturnos, pesadillas, enfermedades, agresividades directas o encubiertas, negación a respetar la puesta de límites de figuras de autoridad. Puede haber ciertas dificultades en el plano del aprendizaje institucionalizado.
Las "causas" pueden ser muchas, pero no cabe una determinada especificación. La aparición de nuevos integrantes en la familia (un bebé, por ejemplo), la separación de los padres, conflictos vinculares, el ingreso a nuevos ámbitos (escuelas, jardines...), traumas por hechos no deseados, promueven a veces situaciones que los padres no pueden llegar a manejar.